Es imposible no cometer errores. Todos lo hacemos, y en algún sentido es necesario, y es, al fin y al cabo, una forma a través de la cual tenemos la oportunidad de superarnos. Lo que es esencial y más importante es cómo manejamos el error, tanto para nosotros mismos como para quienes nos rodean, para reparar y reducir la mayor cantidad posible de consecuencias.
¿Qué tan grave es el error?
Evaluar el error cometido es fundamental. Un error menor puede pasar desapercibido o corregirse rápidamente antes de que tenga consecuencias, pero uno importante puede ser grave y tener un impacto negativo. Esto último puede, por ejemplo, causar un problema legal o poner en peligro la relación con un cliente o la salud o seguridad de las personas. Las repercusiones son variadas y pueden ir desde una simple observación hasta sanciones o incluso la pérdida del empleo. Esta última situación es excepcional y se alcanza cuando el error es muy grave o reiterado.
Algunas consecuencias de los errores pueden tener efectos a largo plazo (un juicio penal o civil, por ejemplo, una investigación penal o la imposición de una indemnización por daños y perjuicios). Esta es también la razón por la que, para algunas profesiones, existe un seguro mediante el cual se asume parte de la responsabilidad del autor, como es el caso de los médicos, por ejemplo.
La evaluación del error, cuando produce efectos que deben ser gestionados, posteriormente, por el autor y/o el empleador, la hace un superior o un grupo de personas, quienes deben sopesar tanto las causas que llevaron a su ocurrencia como las impacto a medio y largo plazo, pero también las sanciones que debe soportar el empleado o las formas en que se puede corregir la situación.
Afortunadamente, la mayoría de los errores en el lugar de trabajo son menores o promedio, pero la forma en que la persona culpable maneja la situación es fundamental.
Tomando la culpa
Es importante reconocer el error e informarlo a sus superiores. Parece difícil, pero esta actitud es la mejor, siendo la única que puede bloquear la aparición de situaciones agravantes adicionales, incluso para la persona en cuestión. No es necesario informar de errores menores que pueden corregirse rápidamente y no tienen consecuencias. No se recomienda ocultar el error, poner la responsabilidad sobre los hombros de otra persona o simplemente ignorar la situación. Semejante actitud demuestra falta de verticalidad y madurez, falta de profesionalismo y una importante dosis de cobardía. Señalar el error cometido y admitirlo es una demostración de profesionalismo y honestidad, rasgos importantes que siempre son apreciados por compañeros y superiores.
Si se trata de un error colectivo, no es necesario asumir mayor responsabilidad que el hecho, pero tampoco es posible echarle la culpa a otro. Al mismo tiempo, es conveniente renunciar a justificaciones y explicaciones del error cometido, menos aún cuando puedan demostrar, sin posibilidad de negación, que usted no es plenamente responsable de la situación culposa producida o que su culpa es menos de lo que se le imputa. No es aconsejable comparar tu situación con la de otros, ni acostumbrarte a que no hay antecedentes.
Solicitar un diálogo con los superiores
Esto no siempre es necesario, pero si el error tuvo consecuencias graves, es necesario el diálogo con el superior. Es el momento adecuado para hacerse cargo de la situación, pero también la oportunidad de detallar el contexto en el que ocurrió. Además, puede presentar algunos aspectos que llevaron a la aparición del error. Por regla general, un error que produce consecuencias es la suma de una cadena de errores más pequeños que no fueron advertidos, atendidos o corregidos en el momento adecuado.
Cualquier líder puede comprender y aceptar los errores, por lo que una actitud digna y justa, la propiedad y el interés sincero en corregirlos son infinitamente más útiles que las lamentaciones y disculpas exageradas.
Error de corrección
Algunos errores cometidos en el trabajo se pueden corregir. Es útil idear un plan o estrategia para solucionarlo y revertir o minimizar las consecuencias. Generalmente, quien haya causado la situación pierde cierta credibilidad profesional y es visto con sospecha. Es por eso que necesita involucrar a sus superiores (o algunos colegas capaces) para validar su plan de corrección de errores.
Por el bien de la reputación profesional de un delincuente, es importante encontrar más soluciones e implementarlas. También debemos considerar los costos que implica encontrar una solución. Es bueno aceptar la intervención de las personas que te rodean, de los superiores, y si necesitas validación, puedes pedir ayuda.
Corregir un error es un paso importante que permite al autor del error volver a la normalidad en las relaciones con colaboradores y superiores, es una oportunidad para demostrar que el error en cuestión fue un accidente y que el problema que surgió puede resolverse. Resuelto de forma eficaz y rápida. La persona interesada debe saber que no debe esperar ningún elogio, aprecio o recompensa si el método tiene éxito. Además, se recomienda que el tiempo dedicado a corregir errores corra a cargo de la persona que cometió el error, es decir, horas extras no remuneradas. Esto demuestra gracia y compromiso genuino al abordar las cuestiones planteadas.
¿Qué haces si cometiste un error por culpa del superior?
Si el error cometido es consecuencia de instrucciones erróneas, de las que es responsable uno de los superiores, afrontar la situación y decir clara y claramente cómo están las cosas. El superior puede admitir su falta y trabajar juntos para corregirla. Si no lo hace, tienes la opción de dirigirte a otro superior o demostrar con argumentos claros y pruebas la situación en la que te encuentras.
En tal caso, donde la culpa es de un superior, puedes buscar aliados, puedes demostrar tu inocencia, pero debes tener en cuenta que esto podría alterar gravemente el ambiente en el trabajo. Las discusiones deben ser privadas, entre los involucrados, preferiblemente en presencia de una persona neutral que tenga poder de decisión. Es recomendable contactar con el servicio de recursos humanos, que puede ayudar a gestionar el diálogo para que no genere más conflictos.
Aprender de los errores
Es desagradable verse en la posición de la persona que cometió el error. Es normal sentirse avergonzado y frustrado, y tal vez incluso agraviado y humillado. Sea amable consigo mismo y no se juzgue demasiado duramente, especialmente si hay formas de corregir sus errores. Acepta que todos cometemos errores y lo más importante es evitar repetirlos. Date un tiempo para reflexionar, analizar honestamente la situación y descubrir la causa exacta. Si el incidente fue traumático, puedes pedir un descanso para equilibrar tus emociones.
A veces, si se manejan correctamente y con gracia, los errores pueden ser una oportunidad para aprender algo nuevo, mejorar o mostrar creatividad para encontrar soluciones efectivas para corregir el error o eliminar el riesgo de que vuelva a ocurrir.
Algunas personas ven el fracaso como un camino hacia el crecimiento personal. Esto no significa que tengas que seguir cometiendo errores, pero no podemos evitar notar que muchas personas exitosas cometen grandes errores en el camino. Su secreto es que tienen la fuerza para afrontar estas dificultades y saben aprender de esas malas experiencias.
Los errores pueden ser castigados. Esto puede ser una amonestación o una sanción salarial. Acepte las sanciones, pero no las vea como desastres. Se recomienda prestar mucha atención a las actividades profesionales que desempeñas para evitar cometer otros errores. La mayoría de las veces, al cabo de unos días, la situación desagradable se olvida y todo vuelve a la normalidad, sobre todo si se ha corregido el error.
Es cierto que todo el mundo comete errores. Lo que realmente importa es cómo manejaste la situación, cómo le diste sentido, qué aprendiste de la experiencia y cómo te recuperaste moral y profesionalmente. Si se gestiona adecuadamente, toda la situación puede ser beneficiosa para las partes y sus colaboradores.