Lo más importante es que se necesita valor para tener conversaciones difíciles con su jefe. No todo el mundo se siente seguro al empezar a hablar de temas delicados.
Pero la buena noticia es que hay muchas cualidades que se pueden adquirir a través de la comunicación. Podrás resolver innumerables problemas, evitar conflictos importantes, construir vínculos sólidos con tu equipo y aprender lecciones importantes sobre empatía, comprensión y vulnerabilidad. Si no está seguro de cómo manejar conversaciones difíciles de manera profesional, aquí tiene algunos consejos útiles.
discusión de planificación
Ya sea que estés pidiendo un aumento, resolviendo un problema o discutiendo un malentendido con tu equipo, es mejor no ceder a las emociones o reacciones impulsivas. Asegúrese de tener las conversaciones necesarias con su gerente, ya sea en persona o mediante reuniones individuales en línea. Evite enviar correos electrónicos largos detallando el problema, simplemente dígale a su gerente de qué quiere hablar y pregúntele si tiene 10 minutos el día «X». Programe una reunión en su calendario y explique los puntos clave a discutir.
Establece la intención de la conversación.
Una vez que comience a hablar con su gerente, primero aclare el propósito de la reunión. Específicamente, ¿qué quiere lograr después de esa reunión? ¿Qué quieres lograr con esta conversación? ¿Qué te hizo empezar? ¿Qué quieres discutir en estos diez minutos? ¿Cuál es el resultado deseado? Puede determinar las respuestas a estas preguntas antes de la reunión y, cuando se reúnan cara a cara, podrá expresar sus principales intenciones a su gerente sin perderse en detalles ni alterarse ni emocionarse. Sea claro, conciso, proactivo y exprese su tema con claridad en no más de tres oraciones cortas y bien argumentadas.
Gestiona tus emociones
Intenta expresar tus intenciones de la forma más racional, lógica y objetiva posible, sin ser ni víctima ni perpetrador. Si desea resolver un conflicto a través del diálogo, puede ser peligroso exponer primero los agravios e injusticias dentro de la situación. Este enfoque corre el riesgo de convertir la discusión constructiva en culpa. Tenga en cuenta que algunos jefes son contratados por sus habilidades técnicas y profesionales, por lo que no necesariamente tienen grandes habilidades de comunicación. No siempre saben cómo manejar discusiones delicadas en público. Evite el enojo, la agresión, el tono quejoso y el lenguaje inapropiado.
Presenta el contexto del problema.
Ya sea un conflicto con un colega, el hecho de que sus méritos no hayan sido reconocidos en determinadas situaciones, o que las estrategias y la gestión de la empresa le parezcan deficientes, sea cual sea el problema, trate de exponer todo el contexto, para que el directivo lo entienda. tu problema. Por ejemplo, si trabajas en una computadora vieja, con programas obsoletos o no te ofrecen condiciones óptimas de trabajo, explica con calma cuáles son esas cosas que te faltan y cómo el problema impacta en tu productividad.
Pídele la opinión al jefe
Recuerde que su enfoque del problema puede ser diferente al de su gerente. Asegúrese de comprender también el punto de vista de la otra persona. Pregúntale cómo ve la situación, qué piensa, qué soluciones tiene. Si su punto de vista está en contradicción con el de su jefe, necesita evidencia sólida, lógica y objetiva para respaldar su idea o demostrar que el plan del gerente no es factible. Exprese su interés en comprender la perspectiva del jefe, para poder llegar a un enfoque común.
Establecer una resolución o entendimiento común
Finalmente, negocie un acuerdo que satisfaga a ambas partes. Escuche atentamente los comentarios que reciba y no dude en pedir aclaraciones si es necesario. Incluso si no estás de acuerdo, no debes quedarte con preguntas sin respuesta. ¿Qué acciones específicas se pueden tomar para resolver el problema? Si hay nuevos pasos y estrategias a seguir, no olvides escribirlos en la agenda y resumirlos en un correo electrónico conjunto al final de la conversación. Una vez que haya establecido esto, planee finalizar la conversación y revisar los puntos clave que discutieron en la reunión.
Aunque las discusiones matizadas son incómodas y tendemos a posponerlas, recuerde que la mayoría de las veces se convierten en una herramienta importante: pueden reducir ciertos conflictos, resolver problemas y aumentar la productividad y la eficiencia. La clave de la vida.